lunes, 12 de marzo de 2012

PUTIN SIEMPRE ESTUVO AHÍ

Foto extraída de rtve.es
Rusia se parece a un bloque de hielo; fría y impasible, con grandes problemas de consistencia democrática y con un carácter difícil de entender si no eres de ese inmenso país. 
Viendo la explosión de protestas que hubo en sus distintas ciudades en el último año, hay que  pensar por qué Vladímir Vladimirovich Putin volvió a arrasar en las elecciones presidenciales de hace unas semanas. 
Una de las causas seguramente tiene que ver con las más que repetidas denuncias de fraude en los distintos procesos electorales, que están más que probadas por organismos internacionales como la OSCE. A pesar de estas denuncias algunos analistas  aseguran que incluso si las elecciones hubieran sido lo más transparentes posibles, Putin volvería a ser de nuevo presidente hasta el 2018. 
Entonces, ¿Cuáles son las explicaciones para la vuelta al poder de Putin?
Primero, la falta de oposición fuerte. Es verdad que desde finales del siglo pasado, desde el ejecutivo se ha mermado la capacidad de otros partidos para competir, con distintas estratagemas ideadas desde el gobierno. Una prueba de ello es que de los candidatos que se vieron las caras con Putin en las pasadas elecciones, el que obtuvo más votos fue Guennadi Ziugánov, del Partido Comunista quien sumó solamente el 17,18%. El resto menos del 10 por ciento cada uno. 
Segundo, la sociedad civil rusa recién despierta de un letargo que se inició después de la caída de la URSS, en los años 90. En ese período largo de tiempo, la sociedad civil rusa se vio acallada por la represión. Cabe recordar uno de los casos emblemáticos como fue la muerte de Anna Politkovskaya, caso todavía no resuelto que se envuelve en un halo de misterio que de alguna manera involucra al Kremlin.  Por otra parte, existe en la tradición rusa la preferencia de obedecer al aparato estatal a cambio de estabilidad por lo que las protestas durante ese periodo fueron más bien escasas. Este argumento sirve para justificar la juventud de este nuevo movimiento de oposición que se empezó a manifestar a finales del año pasado y la falta de una organización firme y demandas concretas.
Tercero, la imagen de Putin sigue siendo muy fuerte, el defensor de la patria, la estabilidad etc....El gran hombre que sale a pescar sin camiseta o a cazar osos, iconografía que es elogiada por gran parte de la sociedad rusa. 
Otro de los mensajes que ha granjeado a Putin su larga estadía en el Kremlin es el nacionalismo, el cual, le permite buscar la amenaza en el enemigo occidental (un mensaje añejo de la Guerra Fría, pero que sigue surtiendo efecto) y por otro lado la idea de recuperar el gran poderío ruso a nivel internacional, que muchos de sus compatriotas ven con nostalgia. 
Cuarto, no olvidemos que se ha labrado el camino de la reelección durante el mandato de Medvedev. 
Pero aunque Putin sea el nuevo presidente de Rusia ya no puede hacer oídos sordos a las protestas de una clase media que se ha cansado de la desfachatez del "nuevo" presidente para perpetrarse en el poder, además de los altos índices de corrupción y la falta de transparencia en el aparato estatal, por ejemplo en las elecciones legislativas de diciembre de 2011. 
Habrá que ver cómo Putin resuelve el tema de las protestas; si opta por la tradicional estrategia de la represión o tratará de apaciguarlas con tímidas medidas de apertura democrática. También habrá que estar atento hacia dónde se dirige este movimiento de oposición; si cada vez invade más terreno o por el contrario se va difuminando con el tiempo. 

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