viernes, 24 de febrero de 2012

DEFENDIENDO EL OFICIO DE PERIODISTA

El oficio de periodista, hoy en día, es una de los más desprestigiados del mundo. Tanto papel couché ha hecho que la esencia del buen periodista se acabe destiñendo y confundiendo con el comentario sobre con quien se acostó el actorcillo de turno. 
No voy a ser hipócrita ya que a veces yo consumo este tipo de entretenimiento, el problema es que cada vez ocupa más espacio en los periódicos, televisiones y radios de todo el mundo.
Ahora el enemigo no sólo es el periodismo chavacano sino el imperio de los presupuestos de las empresas de medios de comunicación. Traducción: contratos basura, recorte en corresponsalías internacionales, desprotección del periodista en zonas en conflicto, etc. 
Esto implica que muchos de los que todavía quieren ejercer el noble oficio tengan que coger una mochila, un bloc de notas y bolígrafo, a parte de un billete de avión a Afghanistan, Siria, Sudán etc. sin ningún tipo de garantía o protección, sin saber si lo que van a contar va a poder ser publicado o por último leído por alguien. ¿Quién los protege?¿Quién se hace cargo de su seguridad? No tiene un medio de comunicación que los ampare. Lo que hace el diario de turno es esperar a recibir el trabajo, si es bueno tratarán de negociar el precio, intentado pagar lo mínimo. Si consideran que es malo, lo tirarán a la basura sin preocuparse del peligro que corrió quien lo escribió. 
Volviendo al buen oficio, Marie Colvin, Rémi Ochlik y Ramy Al-Sayed (quizás, ¿no lo han nombrado en los medios internacionales por ser Sirio?) todos asesinados en la guerra civil en Siria, son lo que uno siempre ha querido ser, pero para lo que no se ha tenido agallas. Por eso, me duele que los buenos y comprometidos sean asesinados, que  los que hacen falta desparezcan, dando más espacio a la retransmisión de los Óscars y a sus insustanciales alfombras rojas. 
Estos son los PERIODISTAS que informan sobre las atrocidades cometidas en cualquier parte del mundo jugándose la vida para que se ponga fin a los asesinatos de civiles, a las torturas o a las violaciones de derechos humanos en general. PERIODISTAS que son necesarios para hacer público de lo que es capaz lo más oscuro del ser humano, con un único objetivo: intentar, de algún modo, que esto no ocurra, denunciar para frenar a los asesinos masivos que desgraciadamente existen en este mundo.
Es verdad que en Siria, han muerto tantos civiles que hasta la ONU manifestó en algún momento que había perdido la cuenta, y que estos civiles también merecen portadas de periodicos y aperturas de telediarios, pero el asesinato de Colvin, Ochlik, Al-Sayed o de los 66 PERIODISTAS muertos en el año 2011 según Reporteros Sin Fronteras representan el asesinato al oficio del periodista y a uno de los derecho humanos más fundamentales como es la libertad de expresión, que también debe sufrir otras formas de asesinato, como la censura y la opacidad de las estructuras de poder.
Cuando ya no existan más Colvin, Ochlik o Al-Sayed y, los medios estén infestados de noticias infumables, entonces, los echaremos de menos.  

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